Denme albricias leedores (arcaísmo donde los haya) de este ínfimo espacio digital, ubicado en ese turbión de información que llamamos Internet. Espero que las publicaciones que aquí se ofrecen no sean dañinas a sus ojos y que disfruten de su contenido.
En estas fechas vengo a hablarles de otra serie de televisión, cuya narración se ubica en un futuro muy próximo. Se trata de 'Occupied' (2015), una serie noruega ('Okkupert' en su versión original) que especula con giros geopolíticos adversos, iniciativas para luchar contra el cambio climático e invasiones negociadas para evitar la implantación de políticas medioambientales, aquellas que puedan prevenir el calentamiento global antropogénico. Ha sido la producción más costosa de la televisión noruega y está basada en una idea del escritor y músico Jo Nesbø, reconocido por ser el autor de serie de novela negra sobre el comisario Harry Hole. La primera temporada consta de diez episodios y en España la distribuye Movistar+.
De un tiempo a esta parte, la ciencia ficción se especializa cada vez más en temas que tienen que ver con fechas venideras muy cercanas en el tiempo. si a eso añadimos el aumento del interés por series de televisión sobre asuntos políticos, tenemos nuevos productos muy interesantes y que permiten una gran gama de especulaciones, muy relacionadas con el presente inmediato. En este caso, muchos son los que califican la serie 'Occupied' de "política ficción" o "distopía política", aunque sin dejar de lado el elemento tecnológico que se impone como detonador de la trama; en este caso, el uso del torio como combustible nuclear poco contaminante y su transformación en fuente de energía útil, que, además, tiene la capacidad de sustituir al petróleo y al gas en el uso cotidiano, tanto industrial como doméstico y en transportes. El interés radica en saber si las grandes empresas y el ámbito financiero con rendimientos en la producción de combustibles fósiles, aceptarán de buen grado la llegada de esta nueva tecnología y permitirán su difusión, dejando obsoletas las fuentes de energía "clásicas".
Queda patente —si bien existen diversos grupos negacionistas— que en general se está consumiendo más de lo que produce el planeta Tierra. El incremento o mantenimiento del crecimiento económico y el aumento de la población, así como la demanda desbocada de recursos naturales, están generando graves desequilibrios en el mundo que pueden acabar en futuros conflictos de subsistencias. El planeta se está calentando —sobre todo por las emisiones de gases de efecto invernadero— y los cambios que se producirán en los ecosistemas agravarán el problema. Algunos de los dilemas más acuciantes van desde los refugiados climáticos que huyen de zonas cada más inhóspitas, al aumento del nivel del mar por el deshielo de las banquisas polares, así como los cambios de salinidad de los océanos y la variación de las corrientes oceánicas, el aumento de la frecuencia de incendios forestales cada vez más virulentos por la sequedad ambiental, inundaciones, sequías, e incluso un menor acceso al agua potable, por citar algunas pocas. La solución parece simple: abandonar los combustibles fósiles. Si bien, hay que tener en cuenta que cuanto más se retrasen las medidas tendentes a eliminar esas fuentes energéticas, mayor peligro habrá de que, finalmente, se produzcan los problemas enunciados.
Uno de los motivos que más llaman la atención de la serie es su visionario argumento, en donde se plantean situaciones que realmente se están discutiendo en la actualidad, como puede ser la salida de Estados Unidos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y su retraimiento proteccionista en materia comercial; o la decisión de no respetar los pactos en materia de medio ambiente, tales como el Acuerdo de París, firmado el 4 de noviembre de 2016 y, actualmente, cuestionado por Donald Trump, presidente electo de los Estados Unidos de América. Recientemente, Trump ha hecho público su propósito de abandonar el acuerdo por el clima y fomentar, además, la explotación de combustibles fósiles para garantizar la independencia energética de su país. No se ha cumplido ni un mes desde que el acuerdo fuera ratificado por 111 países, entre ellos algunos de los más contaminantes del planeta, como pueden ser China, India y el propio Estados Unidos, cuando ya se está poniendo en duda su viabilidad.
El Acuerdo de París ha sido una mejora con respecto al anterior Protocolo de Kioto, en palabras de Ban Ki-moon, Secretario General de las Naciones Unidas, el acuerdo internacional para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero ha pasado de ser "impensable a imparable". Barack Obama ha sido uno de los principales impulsores para llegar a un compromiso serio para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, buscando alternativas en las energías renovables y reduciendo el uso de combustibles fósiles. Esta política medioambiental fue uno de los puntos fuertes del gobierno de Obama, que en breve puede quedar en poco o —incluso— en nada. Donald Trump ha recogido el rechazo de una parte de la población estadounidense a aceptar el cambio climático como un hecho científico, para ganar votos, declarando —para colmo— que era una invención de China para impedir el crecimiento económico de Estados Unidos. En caso de que Trump consiga que su país abandone el Acuerdo de París, este hecho podría arrastrar a otros estados ha salir del compromiso, demostrando la incapacidad de las Naciones Unidas para implementar este tipo de políticas, y emplazando al planeta a una situación que bien puede compararse con la que se describe en 'Occupied'.
En la narración la serie de televisión, mientras que Estados Unidos ha alcanzado el autoabastecimiento de petroleo y gas, Europa necesita a Noruega para que les suministre estas fuentes de energía, ya que los países del Golfo están en guerra unos contra otros. La serie empieza cuando el nuevo gobierno noruego, encabezado por Jesper Berg (Henrik Mestad), jefe de un partido político concienciado con la amenaza del cambio climático —una suerte de partido verde—, decide dejar de explotar los combustibles fósiles y desarrollar, en su lugar, una nueva forma de energía más limpia, relacionada con el torio. Toda una revolución. Ante la posible crisis energética, ya que se tienen que transforman los sistemas para utilizar la nueva energía y convencer a las corporaciones petroleras, la Unión Europea reacciona y pide ayuda a Rusia. ¿Por qué Rusia? Resulta que Estados Unidos ha abandonado la OTAN, y la política defensiva en Europa —siempre incapaz de formular un consenso ente los países miembros— "subcontrata" al ejército ruso para defender sus intereses. Se critica una Europa apegada a las potencias hegemónicas, en este caso Rusia, cosa poco extraña viendo cómo se anexiona territorios como la península de Crimea y Sebastopol, de forma prácticamente unilateral.
Así pues, los rusos ocupan "pacíficamente" Noruega —a través de una política de amenazas e indirectas relativas a iniciar un conflicto armado— manteniendo la producción de combustibles fósiles y su distribución a Europa, en contra del parecer del gobierno y gran parte de la sociedad, que reclama el fin de la injerencia extranjera. Se trata de una exageración, con escalada bélica, que bien puede rastrearse en las presiones a las que se vio sometida Grecia, por ejemplo —y salvando las distancias—, cuando ganó las elecciones Syriza en 2015 y las instituciones económicas europeas e internacionales impidieron que se llevaran a cabo algunas de sus propuestas económicas más arriesgadas. Por un lado, la cara visible de la ocupación en la serie es la embajadora rusa Irina Sidorva (Ingeborga Dapkunaité) y, por otro lado, uno de los mayores puntales para defender los intereses de Noruega es el agente de inteligencia, y guardaespaldas, Hans Martin Djupvik (Eldar Skar). Ahora bien, los personajes de la serie también incluyen otros elementos de la sociedad, además de las altas instancias, como pueden ser jueces, periodistas, gerentes de restaurantes, intelectuales y estudiantes; lo que otorga una gran variedad de perspectivas que, si bien para algunos puede desdibujar el relato central de los protagonistas, permite comprender el conflicto desde un punto de vista más global. ¿Permanecerán sumisos y pacíficos los noruegos ante una situación de ocupación?
Es posible que deba advertir que, a partir de aquí, quizá destripe algunos elementos de la trama que pueden socavar el interés de aquellos más sensibles. En la serie, la tesitura para la población noruega comienza cuando la ocupación se alarga para asegurar el "contrato" al que se llega para mantener la producción de combustibles fósiles. ¿Es oportuno sacrificar la libertad para asegurar la seguridad e integridad física? ¿Dónde queda la democracia cuando impides por la fuerza que se lleven a cabo políticas auspiciadas por la mayoría? La soberanía se pone en cuestión ante las amenazas de terceros países, en este caso Rusia, dejando a Noruega sin aliados. La Unión Europea apoya la intervención rusa y, por su parte, los Estados Unidos, si bien critican la ocupación, no parecen querer intervenir en un asunto que se escapa de sus intereses más domésticos. El desamparo institucional hace mella en una población que empieza a pensar que su gobierno no le representa, por dejarse convencer por los rusos, y el resto de Europa, para abandonar las políticas que prometió en su programa electoral. La coacción de una potencia infinitamente más poderosa, capaz de reducir a las fuerzas militares y policiales noruegas con facilidad, despierta sentimientos patrióticos, también nacionalistas, que en una situación tan tensa, desembocan en actos de rebelión, terrorismo y lucha miliciana contra el "invasor". La diplomacia se va quedando sin argumentos, los atentados e intentos de magnicidio crispan las relaciones bilaterales, que cada vez serán menos pacíficas y más hostiles. Los servicios de inteligencia conspiraran en uno y otro bando para beneficiar a sus respectivos gobiernos. La posible guerra civil entre "disidentes" y "colaboracionistas" prepara un previsible golpe de Estado para expulsar a los ocupantes. Este planteamiento parece el desarrollo de una guerra en países lejanos a la órbita occidental, por ello, la audacia y el atractivo de la serie es trasladarlo al contexto europeo —al nórdico nada menos— y, además, ser verosímil —indicando siempre que se trata de una obra de ficción, aunque tal cosa sea más que obvia—.
En definitiva, 'Occupied' es una serie sobre los miedos político-sociales más profundos que nos agobian en la actualidad y que muchos no desean admitir, pero que bajo las circunstancias propicias, pueden ver la luz y mostrar los defectos de nuestros sistemas políticos actuales y de nuestra sociedad en general. Una especulación atractiva, por la carga crítica que se condensa en pocos personajes, mostrando el posible conflicto de todo un país, desde las altas instancias gubernamentales, hasta las acciones más pequeñas protagonizadas por los ciudadanos de a pie.
Sin más me despido, que buena parrafada he lanzado. Nos vemos en futuros artículos y espero que les haya sido de su agrado y de su interés. Les dejo un vídeo con el que rematar la presentación de esta obra audiovisual. ¡Disfruten!
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