Buenas a todos, sé que he tenido el blog completamente abandonado estos últimos meses, y lo siento mucho, pero me han abrumado otros quehaceres, los cuales se han comido mi tiempo. De todas formas, vuelvo a las andadas e intentaré publicar aunque sea una vez a semana, para ir creando comunidad en este pequeño espacio de la red.
Una serie que ha traspasado las barreras del espacio y del tiempo.
El motivo que me ha llevado a publicar hoy no es baladí, pues como la mayoría sabréis, se celebran los 50 años del Doctor Who, el serial británico de la BBC iniciado en 1963, que se puede considerar como una de las series fantásticas que más ha perdurado en el tiempo. Si bien los más entendidos la suelen dividir entre la versión clásica, que abarcaría el amplio periodo comprendido entre 1963 y 1996, y la versión moderna, que empezó a emitirse en 2005, y que ha alcanzado un éxito singular, del que pueden hablar las siete temporadas emitidas hasta la fecha (2013), y la ya anunciada octava temporada, que se estrenará el año que viene (2014). Tal es así, que incluso Google le ha dedicado su doodle, con un juego interactivo, y a los seguidores del fandom se les empieza a conocer como whovians.
La conmemoración del aniversario tiene un capítulo especial: "The Day of the Doctor", en el que se reunirán varios actores de anteriores temporadas, con una duración de 75 minutos, allanando el camino para a apoteosis que se espera para el final de la séptima temporada.
He de admitir que en mi caso, empecé a interesarme por la serie con la versión moderna. Había oído hablar un poco de la versión clásica, pero hasta que no vi el capítulo de "Rose" (Ep. 1x01) de la versión moderna, no empecé a conocer de verdad al Doctor y a toda la rica mitología creada a su alrededor. Recuerdo una mañana perdida, de esas en las que no tienes (u olvidas) obligaciones, en la que tuve la suerte de toparme, de forma fortuita, con ese primer episodio mientras veía el canal Syfy. Quedé prendado al momento. Un estrafalario alienígena, con aspecto humano y siempre sonriente, pero que hablaba de un modo curioso, ambiguo y al mismo tiempo con un toque embaucador (Christopher Eccleston), que había salido de la nada y conseguía salvar a una muchacha (Rose Tyler interpretada por Billie Piper) de unos maniquíes vivientes que querían adueñarse de la Tierra. Me sorprendió comprobar que era el piloto de la serie. El comienzo había sido tan abrupto, in media res, dejando entrever una elipsis que encerraba complejas historias pasadas, las cuales pesaban sobre ese extraño personaje; que no pude por menos que interesarme, más aun al saber que era la novena reencarnación del Doctor.
Bien es cierto que Doctor Who es una serie que me produjo sentimientos encontrados: por un lado, me enamoré del contexto diegético de ese universo infinito, que el bueno del Doctor podía visitar en su totalidad gracias a su vehículo, la TARDIS, no solo en el espacio, sino también en el tiempo. Todos los lugares y todos los tiempos, incluso muchas realidades paralelas... Era un marco incomparable de posibilidades, ya presentado desde el inicio con "El Fin del Mundo" (Ep. 1x02), en donde el Noveno Doctor y Rose viajan al futuro, para presenciar el fin de la tierra. Rotas las barreras espacio-temporales, las historias son una amalgama de periplos en donde coincidir con grandes figuras de la Historia, visitar planetas extraterrestres, participar en los cambios de la línea temporal, etcétera. Sin olvidar un trasfondo que siempre persigue al Doctor, como es la historia de su raza, los Señores del Tiempo oriundos de Gallifrey, aniquilada por completo, salvo él y un antiguo compañero suyo conocido como El Amo; su enemistad con los Daleks, los encuentros con los Sontaran o los Cybermen, y un sinfín de razas y formas de vida diferentes, el misterio poder que hacer funcionar la TARDIS (su nave espacio-temporal que es más grande por dentro que por fuera y tiene forma de cabina de policía británica de los años cincuenta), y un largo etcétera, que hace del trasfondo de esta serie, un complejo entramado muy imaginativo y entretenido. No en vano ha dado lugar a un spin-off: Torchwood. Así como gran cantidad de novelas basadas en el personaje principal, audio dramas y videojuegos, entre otros.
Por otro lado, Doctor Who me indujo sentimientos de frustración al ver desaparecer a Eccleston, en lo que en el universo de la serie llaman "la regeneración de los señores del tiempo". La salida de la serie del personaje de Rose también fue un palo, en el capítulo "El Fin del Tiempo" que fue muy emotivo, separándose Rose del Doctor en una realidad paralela en la que "jamás" podría volver a verle. La desaparición, asimismo, de David Tennant, el Décimo Doctor, mi preferido y creo que el de muchos (que me hizo dejar de seguir la serie durante un tiempo). La entrada es escena del Undécimo Doctor (Matt Smith) a quien me costó aceptar; incluso la despedida del personaje de Martha Jones (Freema Agyman), por el que tenía cierta simpatía, quizá por no cerrar bien su historia, como si supieron hacer con la del capitán Jack Harkness (John Barrowman). Veremos cómo han ideado el final del Undécimo y la llegada del Duodécimo Doctor (Peter Capaldi).
En cualquier caso, la serie me sigue enganchando, y me agrada comprobar que somos muchos las fans, los suficientes, al menos, como para que este espectáculo de ciencia ficción continúe con buen pie, ofreciéndonos un entretenimiento que pocas programas de televisión consiguen. Han sido 50 años, 11 Doctores, al menos 30 acompañantes, un sinfín de historias y esperemos que un sinfín más por venir. ¡Felicidades Doctor!
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