miércoles, 16 de diciembre de 2015

Estreno: ‘Star Wars: El Despertar de la Fuerza’.


Estreno: 18 de Diciembre de 2015
Director: J.J. Abrams
Guión: Lawrence Kasdan, J.J. Abrams
Reparto: Harrison Ford, Mark Hamill, Domhnall Gleeson, Carrie Fisher, Andy Serkis, Adam Driver, Oscar Isaac, Daisy Ridley, Peter Mayhew, John Boyega, Max von Sydow, Kenny Baker, Anthony Daniels
Página web oficial: http://www.starwars.com/

Saludos cordiales, lectores de ‘El Cronista’. Sé que desde hace dos años, más o menos, este blog ha estado inactivo y, además, nunca pensé que lo retomaría jamás; pero recientes acontecimientos me llaman a publicar, al menos, una nueva entrada. El evento al que aludo es el estreno de la película ‘Star Wars: El Despertar de la Fuerza’, en donde parece que estén llamando a la nostalgia de aquellos que nos criamos viendo a las astronaves Ala-X de la Alianza Rebelde, luchar contra los Cazas TIE del Imperio Galáctico y, asimismo, disfrutar con las piruetas imposibles de un carguero corelliano modificado por contrabandistas “en una galaxia muy, muy lejana...” Que me siento aludido, vamos.

He de confesar que no me apasiona demasiado esta nueva trilogía de la “Guerra de las Galaxias” (el nombre por el que siempre lo conocí cuando era niño), y más teniendo en cuenta que se planean una serie de películas derivadas que me desalientan; una sobre los espías que robaron los planos de la Estrella de la Muerte, otra sobre la vida de un juvenil Han solo y unas más sobre el caza-recompensas Boba Fett. Bien es cierto que me impresiona el universo creado por George Lucas y que la trilogía primigenia fue un hito en la historia del cine, tanto en el género de fantasía como, en general, en la industria cinematográfica (recordemos el enorme merchandising generado). De igual modo, hay que destacar que el proyecto original de Lucas incluía una historia compleja que se tasó en nueve películas, lo que se ve confirmado por la trilogía anterior, que cuenta los pormenores de las Guerras Clon y esta nueva trilogía que comienza ahora. 


Pareciera entonces que los antiguos seguidores de la saga deberían estar de enhorabuena, porque se cumplen las expectativas, a pesar de algunos malos tragos con los Episodios I, II y III, que dejaron un sabor agridulce y la sensación de que la saga galáctica no iba a continuar. Ahora bien, las nuevas caras visibles de la producción de Star Wars, el director de cine J.J. Abrams y la productora Kathleen Kennedy, han desestimado las ideas de Lucas para esta nueva trilogía, lo que nos deja en una completa incertidumbre sobre cuál va a ser el tratamiento de este producto. Por mucho que se considere que Abrams ha resucitado el universo de Star Trek, lo cierto es que ha malogrado un producto de verdadera ciencia ficción, a favor del espectáculo y menoscabando la reflexión prospectiva. Si bien Star Wars es diferente, puesto que es más fantasía, pero aun así, según la Ley de Murphy, irá mal. Recuerden la película ‘Super 8’, que pretendía recuperar el cine de fantasía y aventuras de los ochenta y que resultó fallido. Lucas vendió su productora –LucasFilm– a Disney y finalmente se desentendió de su propia creación, después de decepcionar a bastantes con las precuelas antedichas; pero al menos podíamos tener presente que la idea original podía llegar a culminarse. No va a ser así. El universo de Star Wars ha superado a su creador y se ha convertido en un patrimonio más amplio, así que sólo queda resignarse y esperar que no se maltrate demasiado la historia original.

De ahí mi pesimismo, además de por alejarme de la magia de las películas originales, por una situación puramente fisiológica: me he hecho mayor. Puedo recordar con cariño la trilogía original –desde los ojos de la niñez gracias al VHS– y con mal sabor de boca la trilogía de los “episodios” –vista en la adolescencia–, y por eso la campaña publicitaria de esta nueva película alude a esos sentimientos encontrados, al menos desde mi punto de vista. Saben que las precuelas decepcionaron y que las películas originales son las principales valedoras del universo de Star Wars. De esta forma, podemos ver en los tráiler y avances a un Halcón Milenario surcando de nuevo los cielos (además de atravesar un bosque de coníferas y rebotar contra una superficie nevada… horror de los horrores) y contemplar a variados estafermos, como un talludo Han Solo (Harrison Ford), así como a Leia Organa (Carrie Fisher), Luke Skywalker (Mark Hamill) y un Chewbacca, que por alguna extraña razón me resultan descontextualizados. Puede que por su transformación en personajes secundarios, no lo sé, aunque creo que quizá sea de agradecer.


Así pues, mi teoría es que intentan que aquellos –como yo– que se dejaron seducir por la enorme capacidad de generar fantasía de las películas originales, hagamos un acto de fe y vayamos como locos a comprar las entradas al cine, comamos palomitas y consumamos objetos relacionados con el mundo creado por Lucas. Para ejemplo de lo expuesto véase el mayor uso de decorados reales y menos efectos digitales (el abuso en las precuelas fue desalentador) y la grabación en 35 mm en plena era digital y de la alta definición. En cualquier caso, yo me conformo con hablar del fenómeno en este blog, y ya es una publicidad añadida a un producto que no la necesita.

¿Quién –de entre los amantes acérrimos de Star Wars– no se emociona con la escena en la que Luke Skywalker (un jovencito Hamill) mira en lontananza hacia los dos soles gemelos de Tatooine? Ese irrefrenable deseo de abandonar la granja de humedad familiar y hacer realidad sus sueños de salir de ese desierto yermo, surcando la galaxia en una nave espacial. Pues bien, ya podemos ver una nueva imagen, en los adelantos de la nueva película, que parece remitir a esa memoria (no se trata del planeta donde se crio Luke sino de un tal Jakku, pero en fin), que tanta melancolía supieron plasmar en 1977, pero añadiendo un tono épico, que si falta en las producciones actuales parece que no se pueden llegar a estrenar, nótese la ironía. Se trata de un contraluz con un amenazante escuadrón de cazas TIE, y a continuación podemos ver explosiones masivas a lo Michael Bay, que me dan muy mala espina. Llamadme hombre susceptible y de poca fe.


Por otro lado, se ha sostenido que uno de los rasgos más importantes para el éxito de la trilogía original, fue un reparto con actores relativamente desconocidos en los papeles principales; cosa que en esta nueva película se vuelve a llevar a cabo, eligiendo como protagonistas de la trama a Daisy Ridley (como Rey), John Boyega (convertido en Finn) y Oscar Isaac (dando vida a Poe Dameron, siendo éste un actor bastante más conocido que los dos anteriores). ¿Trio amoroso a lo Leia-Luke-Han? No especulemos con eso. El caso es que hay que reconquistar al público seguidor de la trilogía original, pero contentando al nuevo espectador que demanda personajes juveniles.

¿Otra forma de apelar a la nostalgia que nos embarga al pensar en la trilogía original? Pues bien, han contratado al gran Max von Sydow, continuando la tradición de contar con viejas glorias del cine en papeles secundarios, como se hizo en las precuelas con el magnífico Christopher Lee (interpretando al Conde Dooku) y en las películas originales con el inigualable Alec Guinness (en el papel de Ben ‘Obi-Wan’ Kenobi).


No podemos olvidarnos de un reclamo más, que incide en nuestra memoria de forma apabullante: los ya clásicos droides del universo Star Wars. A parte de volver a ver a la pareja de robots más famosa del cine, R2-D2 y C-3PO, han añadido un nuevo droide astromecánico con forma de pelota, BB-8, que intenta recuperar el estilo y personalidad de R2, pero con una capacidad cinética más sorprendente, e imagino que con más cachivaches.

La música es otro elemento que incide en nuestros buenos recuerdos de las primeras películas, contando en esta nueva producción –una vez más–, con la colaboración del mítico John Williams, galardonado, entre otras muchas partituras, por saber dar ambiente idóneo a esta saga, convirtiendo sus melodías en clásicos de la música del cine.

Y por último, esa máscara carbonizada y destrozada de Darth Vader, el verdadero protagonista de las seis películas anteriores, el eje sobre el que giraba todo el universo de Star Wars. Ese tenebroso y pavoroso villano que ahora, en la nueva película, se ha reorientado hacia un nuevo antagonista –también enmascarado– llamado Kylo Ren (Adam Driver), sobre el que han surgido inusitadas especulaciones que aquí no trataré en profundidad (posible hijo desconocido de Anakyn Skywalker, hijo de Leia y Han, hijo de Luke, o bien, ser el propio Luke Skywalker, entre otros). Curioso parecido el de Vader con Ren, los dos vestidos de negro, con voces estentóreas y armados con sables de luz de color rojo, si bien Ren con un tono más épico al añadirle gavilanes láser y parecer más un montante renacentista que una espada samurái.


En fin, supongo que para desengañarme o para confirmarme en mis sospechas, no queda otra que consumir esta nueva película, cosa que seguramente acabaré haciendo –cómo me cabrea ceder– aunque me pese. Podría terminar esta entrada con un manido “may the Force be with us…” para tratar de conjurar hados favorables, equivocarme y pensar que el guionista Lawrence Kasdan puede repetir el éxito de ‘El Imperio Contrataca’; pero dada mi habitual desconfianza acabaré –como diría el androide de protocolo C-3PO– con un: “¡Oh dear, oh dear!”.

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